"y hasta aquí hemos llegado... por ahora"

"Caleyando per Belmonte". 2011

-¿Sergio, a que te vas a dedicar?- pregunta que me repetía mi madre constantemente hace años, momento en el que me encontraba entre la espada y la pared. -¿Haré el bachiller de Sociales?, dicen que tiene más salida, pero… ¿por qué no el de artes?-. Siempre me gustó lo relacionado con este mundo y fue en los años noventa cuando me inicié en la fotografía.

Todavía recuerdo mis primeros pinitos con la cámara oscura, quien iba a decir que con una simple caja de zapatos y “unos cuantos arreglos” iba a conseguir congelar, en un papel sensible, aquel muro que rodeaba el IES Menéndez Pidal... Después de años sin un rumbo definido, acabé en la Escuela de Arte de Oviedo, en el módulo de Fotografía Artística. No fueron pocas las veces que pasé por delante de aquellas taquillas que me daban los buenos días al aula 202, “El Plató”. Durante estos años pude conocer la técnica, la historia de la fotografía escrita por esos fotógrafos que, con el tiempo, se convertirían en un ejemplo a seguir… y, sobre todo, pude relacionarme con muy buena gente.

Tengo clara una cosa, y puede resultar atrevida tal afirmación. Un título te abre las puertas al mundo laboral, pero ser fotógrafo para mí es algo más. Es una forma de vida, un vivir por y para la fotografía. A día de hoy, tengo claro que quiero dedicarme a este mundo, si es que valgo para ello. Y es en este proyecto donde he intentado superarme más que nunca, he seguido aprendiendo. -¿Por algo se empieza no?-.


Mentiría si dijese que todo fue un “camino de rosas” durante estos meses. La verdad es que me costó empezar. Como a toda persona, a veces la vida nos depara cosas por las que tarde o temprano tenemos que pasar, y a mí me coincidió con en el arranque de este proyecto. Al principio, llegué incluso a plantearme tirar la toalla, pero creo que no sería justo con las personas que han apostado por mi para llegar hasta aquí, así como tampoco sería justo conmigo mismo, pues al fin y al cabo, -¿quién va a mirar por nosotros?-. Recorrer Asturias me hizo desconectar de lo que en ese momento rondaba por mi cabeza, cada día que pasaba me hacía sentir mejor y olvidarme de todo. Fue, para mí, una terapia.

Cuando inicié esta aventura sabía que no conocía Asturias como yo creía, pero ahora puedo decir que nos hemos presentado y nos estamos conociendo. Seguire haciéndolo siempre que se me presente la oportunidad.

El no disponer de coche fue un problema, pero bueno, quien algo quiere, algo le cuesta. Este puede que haya sido uno de los alicientes de mi proyecto. Cuando era necesario coger el tren lo he cogido. He tenido que caleyar horas y horas por sitios que desconocía, llegando a casa en algunas ocasiones con las manos vacías. Realizé rutas en autobús, viaje por carreteras que daban a ninguna parte y, muy importante, los amigos y mi familia siempre han estado al pie del cañón para lo que necesitase. Esto último ha sido una baza a mi favor.

Son muchos los buenos momentos vividos. -¡Tengo para escribir un libro!-: Mi “toma de contacto” con el Oriente asturiano en compañía de un amigo de toda la vida, Víctor, donde nos cayó el primer aguacero. Mi paso por el taller de José Manuel Navia en las IV Jornadas Internacionales de Fotoperiodismo de Mieres, donde pude conocer su trabajo de cerca y la de otros fotógrafos. La salida que hice por Cudillero, por aquellas calles en pendiente, interminables. La subida al Alto del Fito junto a Marisa, en su coche sin carnet "Poti". Mi paseo por la calle Uría de Oviedo, tirándome a las puertas del centro comercial (-¡Y todo para sacar una foto!-), bajo la atenta mirada de aquel hombre del acordeón. Mi reencuentro con Lara en Salas, un día largo pero que a mi se me hizo corto.-¡Lo que nos reímos!-. Mis paseos por Avilés en busca de “esa foto”, en los que pude recordar todos los buenos momentos que he vivido en La Villa, y los que me quedan por vivir. -¡Espero!-. La ruta por el Occidente, que acabo a orillas del río Eo. El “anochecer azul” en la playa de Rodiles. El descubrimiento de pueblos como Les Cubes, en la Cuenca Minera…

He tenido el placer de conocer a muchas personas. Personas anónimas que me han abierto sus casas desinteresadamente, donde he sido bien recibido y han hecho que todo fuese más fácil en mi viaje. A parte de esto, han surgido cosas que de una forma u otra me han ayudado a madurar en mi proyecto, como la incursión dentro del mundo del fotoperiodismo, agradeciendo desde aquí a Ricardo y Marieta la paciencia que han tenido, y tienen de vez en cuando, conmigo. Quisiera también dar las gracias a mi tutora, Mati, que a lo largo de estos meses ha solucionado las dudas que se me planteaban. A Reyes Sedano, ¡por su aportación a última hora!. A mis compañeros, con los que tuve el placer de compartir horas y horas: Alex, Fran, Marcos, Helena, Susana, Natalia, Tanit, Marlén, María y Alfonso. Gracias a Víctor, por todo el tiempo que nos tiramos en carretera. A Alba, por su aguante. A Lara, por ese día que nos pasamos en el Concejo de Salas. A Marisa y su familia, por lo bien que me acogieron en La Trapa. Gracias también a todos aquellos amigos que me han apoyado desde la distancia que en momentos de bajón me han animado . Y como no, especialmente a mi familia, más en concreto a mis padres, sin los que este proyecto difícilmente habría sido posible llevar a cabo. A todos ellos, gracias.



2 comentarios:

María Manso dijo...

Has hecho un gran trabajo Sergio! Vales mucho y te va a ir muy bien en este mundo,ya verás! :-) me muero de ganas de ver tu proyecto completo!! nos vemos compañero! :))

Nueva Mamii dijo...

buscando blogs sin rumbo, te tome con el tuyo, y me identifico contigo pq yo tambien estudie forografia...te seguire!