"Salas: un veintiocho de Diciembre"

Por problemas con el blog, no he podido ir actualizandolo desde hace días. Pero ahora vuelvo a las andadas...

Me levanté temprano para coger la Feve en Avilés, dirección Pravia. El tiempo que pasé en el tren lo ocupé en cotillear un poco por la ventana (la luz era espectacular) y con Los Delinquentes amenizándome el viaje, una buena forma de empezar con energía la mañana. Al llegar a Pravia, me esperaba Lara. Ella iba a ser mi "guía" particular a lo largo de la jornada. -Pobrecilla, ¡no sabía a lo que se enfrentaba!-. Lo primero que hicimos fue tomar un café en la propia estación, con las prisas no me había dado tiempo a tomarlo en casa y yo sin un café no doi palo al agua. Tras
ponernos al día, cogimos el coche. Destino: Salas.



Salimos de Pravia. Tras recorrer 28km, dejando atrás localidades como Cornellana, Casazorrina o Mallecin, llegamos a Salas, más conocida como "la Puerta del Occidente de Asturias". Lara me propuso subir a la Capilla del Viso. Cada 15 de agosto se celebra la Romería de Nuestra Señora del Viso, patrona de Salas. Para llegar, existen dos rutas: una a pie y otra en coche. Por falta de tiempo optamos por lo segundo. Tras ascender 5 kilómetros por una carretera asediada por multitud de árboles, llegamos a la capilla, desde donde se observa todo Salas. Me llamó la atención las pintadas que los fieles dejaban en las paredes de la propia capilla en forma de agradecimientos y peticiones a su patrona. Algunos de ellos repetían hasta "grafifti", unicamente variaba la fecha. En una de las pintadas se notaba que su autor, tenía gran conocimiento del uso del color. - ¡Anda que no daba el cante ese rojo sobre el blanco de la capilla!. La petición decía así: "Virgen del Viso, que María encuentre la felicidad". -Pues María, espero que la hayas encontrado-.

Del Viso nos fuímos al Pico Aguión y a medida que ascendíamos (con Los Stukas de fondo), Lara me relataba, entre otras cosas, la existencia de caballos en libertad, que campan a sus anchas por el lugar. No tenía previsto ver nieve este dia, pero aún quedaban restos de la nevada que días anteriores había caido sobre la zona. Desde lo alto de El Aguión, se divisa una vista espectacular, además de multitud de molinos de viento que acentuan la verticalidad del paisaje. Es una de las mejores panorámicas del centro-occidente de Asturias. Pasamos por Lavio y Las Rubias, hicimos una parada para fotografiar una de las pintadas que se podía observar en una casa abandonada al lado de la carretera. El caso es que aprovechando el Proyecto, me ha dado por recopilar pintadas que voy encotrando en los lugares por los que paso. Si, uno que se aburre...

Seguimos por Ablanedo, La Espina, Salas, para acabar en Cornellana
. En esta localidad, se encuentra el Real Monasterio de San Salvador, actualmente en muy malas condiciones. La iluminación que había a esas horas, proyectaba sobre el jardín colindante la sombra de la Cruz que preside el monasterio. Pasear por aquella zona me recordó una de las numerosas excursiones de colegio en las que nuestro único interés era comernos tranquilamente el bocadillo de chorizo y nuestras "chucherias". Como cambian las cosas con el paso de los años.

Cruz del Monasterio de San Salvador. Cornellana (Salas). 2010

Regresamos a Salas, dimos una vuelta por el parque a través de la tarima de madera que recorre el rio. Es bastante curioso, porque parte del tramo queda sumergido cuando sube el cauce. Era hora de comer, y aunque la jornada la realizaba practicamente en coche, había que reponer fuerzas. Lara me llevó a comer a "El Cobertizo". Tiene un comedor muy acogedor, en el que apenas entran veinte personas. Una tabla de patatas y un par de bocadillos fue nuestro menú. En la carta, el nombre de los bocadillos hacían referencia a fenómenos metereológicos. Picazo se pondría las botas entre Relámpagos, Truenos, Torbellinos y otros tantos. Para beber sidra, ¡que no falte!...

De nuevo cogimos ruta para conocer pueblos como Poles, la Arcellana, la Mallecina, la Arquera... Con tanta curva , en mi estómago la sidra y la comida hacian un coctel explosivo, pero bueno, la conductora lo hacía bastante bien y no hubo que hacer ninguna parada inesperada. Acabamos en Malleza, tierra de indianos. Esta buena guía, me sugirió subir al mirador de Somao. Ya estaba anocheciendo y como último destino, acabamos en la playa de San Pedro de la Rivera. De camino, nos cruzamos con un "rebaño muyeres", que me recordó aquellos tiempos en los que "mi güela" me dejaba en casa con "mi güelo" y marchaba a caminar con las vecinas. Que tiempos aquellos... Hacía años que no iba a esta playa. Allí pasé varias Nocheviejas, un buen sitio para dar la bienvenida al nuevo año rodeado de mi familia y amigos.

Muyeres. Carretera Somao-Pravia. 2010

Era hora de regresar a Pravia para coger el tren. En el camino de vuelta, hablábamos distendidamente sobre como había ido el día, cuando de repente un flashazo nos hizó protagonistas de esa foto que nadie quiere, es decir, ese flash que siempre acaba en multa. Parece que quieren hacer caja antes de acabar el año y siguen demostrando que lo de recaudar lo hacen bastante bien. Era 28 de diciembre. -¿Se tratará de una inocentada?-...

Llegamos a la estación. Mientras me despedía, un grupo de chicas adolescentes se amontonó en la entrada. Venian con un felpudo, marcos de fotos, maletas... no sé de dónde salieron, pero daba la impresión de que habían dado el golpe del siglo en el IKEA. Pretendian hacerse una foto, parecía que les estaba costando, así que me ofrecí a hacérsela. Me dieron la cámara, no sin antes activar el flash y decirme: -Solo tienes que apretar aquí-. Si es que así da gusto... Me puse delante de ellas, tras gritos de: - ¿Se ve el felpudo?-. Me dieron las gracias, no sin antes percátarse de que el felpudo había salido. Importante.

Ya en el tren, saqué la cámara y empecé a ojear las fotos que había hecho. Llegó el revisor ticando los billetes. Se quedó plantado delante de mí. En esta ocasion he de decir que me invadia la tranquilidad, porque llevaba billete... no como en otras ocasiones. Me miró fijamente, hasta que me espetó un: -¡Que cámara es?-. Ahí intuí que le gustaba la fotografía. Esto dio pie a una conversación que duro hasta mi llegada a Avilés, si llego a ir a Madrid juraria que este hombre seguiría hablando. Hasta intentó venderme un objetivo, pero no lo consiguió. Un tio listo el revisor. Me despedí con un: -Suerte con la venta-. Haber si vuelvo a coger la misma línea y con un poco de suerte no me cobra el billete...


Y como no, muchas gracias por este día Lara, ¡me has ayudado mucho!.


"Vuelta a La Trapa"

He vuelto a La Trapa (Colunga). Pero en esta ocasión, para pasar allí la noche y poder disfrutar más de todo aquello. Llegue a Colunga en autobús a eso de la una y media de la tarde, después de hacer varias paradas, una de ellas Lastres (que anoto en mi agenda, por cierto). Desde Colunga a la trapa, el trayecto lo realice en coche.

El recibimiento fue el de siempre, con un buen menú de bienvenida. Para empezar, Marisa me tenía preparada una sopa de marisco. Aquí ya metí la pata, que raro. He de decir que me encantan los pimientos y en el plato flotaba sobre la sopa algo que se le parecía. Aquello fue lo primero que me lleve a la boca. El caso es que se trataba de una "super guindilla" (el color y el tamaño era el mismo que el de los pimientos rojos en lata del Alimerka, lo juro). -¡Joder!-. Como me ardía la garganta. Para continuar, un buen plato de picadillo y huevos fritos con patatas. Como acompamiento, unos buenos tortos de maíz. Vamos... ¡de pecado!.

Después de comer, caminar era la mejor receta para bajar todo lo que me había metido en el cuerpo. Teresa, la hija de Marisa, me llevó a dar una vuelta hasta un palacio abandonado que hay por la zona. Para llegar a él, hay que bajar una gran pendiente, en la que estuve a punto de caerme varias ocasiones. Soy un patoso desde que tengo uso de razón. Al llegar y ver todo aquello, pude acercarme a una capilla, situada en el mismo lugar. Al parecer hace tiempo que San Antonio no limpiaba el polvo... La verdad es que no soy muy dado a fotografiar santos, pero ver aquel rincón en tales condiciones, me dió pie a fotografiarlo, pues tengo cierta debilidad por los sitios abandonados. Hora de volver a casa y reflexionar sobre el por qué de no haberme comido un yogur desnatado. El caso es que me costó "sudor y lagrimas" subir por aquella pendiente. Creo que al llegar a casa la comida ya se había desintegrado.

Capilla San Antonio. La Trapa (Colunga). 2010

Después de comer, Francisco, el hijo mayor de Marisa, trajo en su tractor una buena carga de leña para atizar la cocina. Tocaba descargarla y echarla al montón. Estuve ayudándoles un poco, hasta que le dije en tono irónico a Marisa: -¡Yo no vengo aquí a trabajar, vengo a hacer fotos!, ¿me estas explotando?. Ya sé porque me das tanto de comer...-. Marisa, como no, siempre con una sonrisa de oreja a oreja, como de costumbre y con una fuerza para trabajar que más de uno ya la quisiera, lanzaba aquellos trozos de madera como si de bolas de papel se trataran. Esta mujer no para, "ye un torbellino".

Marisa Ruíz descargando leña. La Trapa (Colunga). 2010

Estuvimos hablando largo y tendido hasta la hora de la cena. Se estaba muy cómodo, al lado de esa cocina de carbón a la que alimentaba cada poco y cuidaba con mimo de que no se apagase. Fuera hacía bastante frío. Tras la cena, la acompañé a "cebar a les vaques" y a dar de comer a sus siete perros, ¡que menudo saque tienen!.

Francisco sabía que me interesaba fotografiar algún "bicho viviente" en su hábitat natural. Por aquella zona hay muchos cazadores y él lo lleva en la sangre. Como apunte, deciros que el lema del escudo de Libardón es "Libardón, cuna de hombres audaces" y uno de los símbolos que le acompaña es el de un jabalí. Después de la cena me puse unas botas, ropa de abrigo y nos subimos en el todoterreno para emprender la salida. Recorrimos la carretera que une La Trapa con los pueblos vecinos y, como conocedor de la zona, Francisco paraba el coche en todos aquellos tramos en los que podía haber algún que otro jabalí. Allí estábamos. En el silencio de la noche, roto únicamente por el pisar sobre las hojas entre los árboles de los animales salvajes. Los extraños en aquel momento éramos nosotros.

Parecía que no era nuestra noche, así que nos metimos con el coche monte arriba por un terreno de tierra, barro y muy desnivelado, al que sería imposible acceder con cualquier otro vehículo. Nos bajamos en varias ocasiones, pero la suerte no era nuestra aliada, hasta que pudimos ver en una zona abierta, ayudados de una linterna, a la cría de un gamo que no tardó en desaparecer.

Subida al monte. La Trapa (Colunga). 2010

Decidimos regresar a casa, pero no sin antes hacer una última batida. Rastreamos de nuevo la zona. Paramos el coche, ante un silencio sepulcral. Francisco escuchaba atento. Volvimos a coger el todoterreno y después de rodar unos metros, mientras ojeaba las fotos que tenía en la cámara, Francisco salta: -¡Ahí están, mira!-. Eran seis o siete Jabalís, justo en el medio de la carretera. Es temporada de celo y suelen andar en grupo. Me fue imposible tomar una fotografía decente y la única toma que guardo podría asemejarse a un avistamiento de ovnis (quien esté interesado en ver la foto, solo tiene que decírmelo, pero no para mandarla a Cuarto Milenio). Coño, creerme, los vi. Me dijo que me bajase del coche y dejase las puertas abiertas. Le pregunté, como ignorante que soy en este tema, si me harían algo, a lo que contestó que no, a no ser que estuviesen heridos o se sintiesen atacados. Se fueron poco a poco, acabando por perderse tras los matorrales en un abrir y cerrar de ojos. Volvimos a casa con las manos vacías (sin una fotografía decente de aquel instante), pero vamos, yo me sentí como un niño después de todo aquello.

A la espera del jabalí. La Trapa (Colunga). 2010

Me desperté temprano, porque tenía la intención de ver la neblina que suele haber por la zona, pero el cielo estaba completamente despejado. Después de desayunar un buen tazón de café, acompañado de una tarta de hojaldre rellena de flanin (made in Marisa), mi anfitriona me dijo: - Voy a arrancar a Poti (su coche sin carnet), ¿te atreves a subir conmigo no?-. No sé como entré dentro, pero lo hice. Es increíble el manejo que tiene al volante. Yo iba acojonado. ¡Como daba las curvas!. Subimos al Alto del Fito, aun hoy desconozco como lo conseguimos, pero si, ¡fue gracias a Poti!. Yo pensaba que nos íbamos a quedar por el camino, pero ella lo tenía todo controlado. Es más, voy a recomendarla para la próxima Subida Internacional al Fito, me autoproclamo como su patrocinador. A medida que íbamos subiendo, la niebla era cada vez más espesa. ¡Por fin la dichosa niebla que tanto buscaba!. Decidí apearme antes de llegar a lo alto, le dije que me esperase arriba del todo. Subí tranquilamente, disfrutando de todo aquello, unas vistas impresionantes de Colunga, Lastres y demás. Para caerse la baba.

Niebla en lo Alto del Fito. El Fito (Parres). 2010

Era hora de volver a La Trapa. Había que comer y además, venían invitados. Pasé la tarde relajado, charlando con aquellas personas, encantadoras. Fue el broche final a mi estancia en aquel lugar. Muchas gracias, Marisa y CIA.

"Oviedo: capital de las compras"

Dicen que Asturias es una tierra llena de contrastes. Es cierto, pero a esta frase se le puede dar lecturas diferentes, depende de cada uno. ¿Por qué llego a esta conclusión?. Es fácil, hace unos días estaba en las cercanías del Sueve y días después me encontraba haciendo fotos en el centro de Oviedo. El frío que hacía ese día se asemejaba al que me encontré en La Trapa, pero es imposible que se me vengan a la cabeza más semejanzas.

En la capital el ir y venir de gente desconocida es constante. Cada uno va a lo suyo. Da igual que te pisen, nadie te dirige la mirada. Un "hola", un "buenas tardes", únicamente se reciben en esos momentos de rigor, como cuando vas a comprar tus zapatos de nueva temporada, por poner un ejemplo. En La Trapa, se conoce todo el mundo, incluso al que llega de fuera le tratan como a uno más y siempre tienen una palabra agradable para el "extraño".

Comencé a hacer fotos justo al bajarme del tren, caminé a lo largo de toda Uría, hasta el Parque San Francisco, para acabar dando la vuelta y plantarme justo delante de la puerta del Corte Inglés (o lo que es lo mismo, La puerta al paraíso, para muchos y muchas). Me puse en cuclillas y empecé a sacar fotos. Mal sitio para ponerme, pero el trabajo es el trapajo. - Ye lo que hay-. Era el mejor enclave para observar, y más ahora que llegan las Navidades, a esa gente que sirve de carnaza a cientos y cientos de establecimientos. Por mucha crisis que haya, parece que lo hacemos por instinto, pero seguimos dejándonos "las perras" de una manera obsesiva.


Calle Uría. Oviedo. 2010

Después de estar en Uría, me adentré por una de las calles paralelas. Me acerqué a un escaparate para hacer unas cuantas fotos. Supuestamente, no esta permitido, pero las normas están para saltárselas. Tampoco iba a hacer espionaje industrial, ¿es posible que me acusasen de ello?. Cuando me encontraba concentrado, ante una simple plancha y una tabla de planchar, una de las dependientas del establecimiento salió a la calle y se dirigió a mi: - Oye majo, el jefe nos dijo que no esta permitido sacar fotos al escaparate-. Le contesté en caliente, la pobre dependienta no tenía culpa de nada: - Vale, vale, no pasa nada. Dile a tu jefe que ya hice unas cuantas, que no necesito más-. Me salió de dentro, pude parecer un poco borde, pero la dependienta se lo tomó a cachondeo. Que maja, rezaré para que le suban el sueldo.

Escaparate. Oviedo. 2010

A continuación, dejando atrás a la dependienta, opté por irme a tomar un café, estaba empezando a nevar y he de decir que no puedo arriesgarme a que la cámara pillase un constipado, en todo caso, prefiero cogerlo yo aunque me cueste estar tres días en la cama. Desde el interior del bar, se podía observar como caían los copos de nieve y como la calle se vaciaba en segundos. Esperar a que pasase alguien era como esperar ese autobuú Avilés-Oviedo paradas, que parece que nunca llega...

Desde el interior de un bar. Oviedo. 2010

La cosa tenía pinta de mejorar, así que volví a salir a la calle para seguir viendo más y más de lo mismo. Desaparecían los paraguas y reaparecía ese ir y venir de personas del que os hablaba al principio. En los pasos para peatones la gente se arremolinaba, quizás esperando aprovechar los últimos minutos antes del cierre de los comercios.

Espera. Oviedo. 2010

En estos instantes me acuerdo de Marisa, la protagonista de mi viaje anterior a La Trapa. Envidio por momentos su forma de vida, alejada de tanta hipocresía y falsas apariencias. ¿Quién estará más solo?, ¿ella? o por el contrario, ¿nosotros?.

Mirada a un escaparate. Oviedo. 2010

Casa Marisa: La Trapa

El sábado las predicciones del tiempo auguraban una ola de frío (que raro, siempre hablando de lo mismo) pero bueno, es lo que hay. Tomé rumbo hacia La Trapa, un pueblo de alta montaña, situado a varios kilómetros de Colunga. Para llegar al destino señalado había dos opciones: ir por Coceña o por Lliberdón, atravesando Colunga. Opté por lo segundo. Después de quince kilómetros de sinuosas curvas, pasando por pueblos como La Riera, Agüera, Eslaveyo, Carrandena... llegué a mi destino.



En La Trapa, en la casa más alta que se encuentra en la ladera de la montaña, vive Marisa Ruíz. Su único contacto con el resto de la población es un coche de los conocidos como "sin carné", al que llama Poti. Se dedica a cuidar de sus animales: diez vacas, siete perros de caza, gallinas, ¡hasta una oca!... así como a las labores propias del campo. Es una mujer encantadora y muy buena anfitriona, por cierto.
Marisa Ruíz en su cocina. La Trapa (Colunga), Asturias. 2010

Antes de comer, me sugirió que la acompañara a "cebar a les vaques", que con este tiempo no las saca a pastar por el frío. Subimos unas escaleras al primer piso de la casa, donde se ubican las habitaciones, un baño y una puerta que da a la tenada, desde donde arroja la hierba a las vacas. Abre una trampilla de madera y bajo ella asoma una de ellas, sabía que era la hora de comer. A continuación, bajamos directamente a la cuadra. Allí se encontraban Romera, Gacela, Campesina, Milica… Marisa, con su pala de dientes, empezó a distribuir la paja a todos los animales, repitiéndose continuamente: - ¡Estes vaques quien les va heredar!.- Había muy poca luz, los únicos rayos que entraban eran los procedentes de una ventana y dos bombillas de escasa intensidad.

Dentro de la cuadra. La Trapa (Colunga), Asturias. 2010

Llegó la hora de comer, con el frio que hacia se agradecía el buen pote de berzas que puso en la mesa. Cocinadas lentamente sobre una cocina de leña, a la vieja usanza. ¡Estaban cojonudas!. De postre: una tarta de castañas. (Arguiñano, ¡mejoralo!). Despúes de una larga sobremesa, que duró hasta el atardecer, visité cada rincon de la casa, en los que se encontraban recuerdos de su vida, acompañados de retratos de Tino, su marido ya fallecido.


Recuerdos. La Trapa (Colunga), Asturias. 2010

Me invitó a volver y pasar allí la noche, para fotografíar por los alrededores. Así que en breve le haré otra visita. Con un poco de suerte, ¡igual me topo con algún Asturcón!
.


Apunte sobre otras miradas

Cuando decidimos abarcar un proyecto, además de documentarnos sobre el asunto que nos ocupa, nunca está de más informarse sobre la obra de otros fotógrafos y aprender de ellos, en ningún momento se deja de aprender cosas nuevas. Así nos lo inculcaron en la escuela. Antes de empezar el proyecto ya conocía sus trabajos y, desde siempre, busque un apoyo al ver sus fotografías. Es cierto que existen multitud de fotógrafos que han fotografiado en Asturias, pero me gustaría citar, siempre sin menospreciar a los demás, a dos de ellos: Miki López y José Manuel Navia.

El primero de ellos, el fotoperiodista asturiano Miki López (Asturias, 1969), realizó un trabajo a fondo sobre sobre Asturias, desde Enero del 2006 a Octubre del 2007. Yo lo tengo que hacer en pocos meses y llevo muy poco tiempo, como quien dice, involucrado en este mundo, pero intentare hacer lo que este en mi mano para presentar algo decente. El trabajo de documentación que hizo Miki sobre Asturias podemos verlo resumido en Asturias SXXI:

"En enero de 2006 tuve la suerte de iniciar un recorrido inolvidable por Asturias. 78 concejos, 74.000 kilómetros recorridos y casi 100.000 fotografías realizadas.

Tengo que reconocer que, por aquel entonces, me creía un gran conocedor de mi tierra. Veinte meses después entendí que aquel sentimiento no solo era falso sino que además es una de las grandes enfermedades de nuestro pueblo, Queremos a nuestra tierra , pero no la conocemos. Y eso nos hace olvidarnos de ella, hasta el punto de ponerla en serio peligro de subsistencia. Asturias no es solo Oviedo, Gijón, Avilés y Las Cuencas Mineras, con sus industrias, centros comerciales y autovías. Asturias también lo son las gentes vinculadas al campo, con su economía ancestral mermada por centenares de leyes modernas que ahogan en su burocracia hasta al propio paisaje asturiano, cuya belleza depende del mantenimiento de esa actividad económica tradicional. Con una cultura milenaria en la que agoniza una lengua que muchos niegan ante la perplejidad o la resignación de sus hablantes, discriminados desde hace siglos pero que se aferran a su herencia con el mismo amor y respeto que sentían, sus padres, sus abuelos. El mismo respeto con que yo los miro.

Gracias a todos por haberme enseñado tanto en tan poco tiempo. "

Miki López

Sitio del autor
Asturias SXXI



Caballu ente la borrina. Bulnes, Cabrales. Miki López


Atapecer. Villahormes. Miki López

Una muyer calza les madreñes dientru´l chigre. San Xuan de Nieva, Gozón. Miki López

Dejando a un lado el magnífico trabajo de Miki López, me veo en la obligación de hacer referencia a las fotografías que hizo José Manuel Navia (Madrid, 1957) en Oviedo, donde plasma su particular visión sobre la ciudad. Como apunte, recordar que también realizó en Asturias un trabajo sobre la minería. Para aquellas personas que no le conozcan, se trata de una importante figura dentro del documentalismo en España. En sus fotografías hace gala de un envidiable manejo del color y de la luz, consiguiendo con ello capturar los ambientes como pocos hacen.

Sitio del autor


Oviedo. José Manuel Navia

Oviedo. José Manuel Navia

Oviedo. José Manuel Navia

Próxima parada: Villabona

Me parece que los días de sol aun van a tardar en llegar, o eso pensaba hasta esta mañana. Hoy el día estaba nublado, para variar. Me levanté a las siete de la mañana, con la intención de coger el tren hacía Villabona (Llanera) y desde allí volver a casa a pie. Pasé por esta zona diariamente durante dos años para ir a clase, en el tren que cubre la línea Avilés-Oviedo. Siempre me gustó este lugar, pero nunca me había dado bajar y hacer unas fotos. Como comprenderéis, en el tren se esta más calentito y más con este tiempo de perros, en el que te ponen la calefacción y te quedas grogui en el asiento. Pero bueno, hoy era un buen día para quitarse la pereza de encima. Hacía bastante frío, así que ataviado de gorro, chupa y pasamontañas, para allá me fui.



Nada más bajarme en la estación, me di una vuelta por el pueblo, que a esas horas estaba desierto. Me acerqué a unas vacas, que como buenas madrugadoras, parecía que ya me estaban esperando. No sabía si meterme entre ellas o pedirles antes permiso para empezar la sesión, ya que no tenían cara de muy buenos amigos. No llevaba ni media hora y ya me llegaba el barro por las rodillas, no sabía donde meterme. Cosas del oficio. Después de acabar, justo cuando me iba, un hombre se cruzó conmigo, tenía toda la pinta de ser el dueño de aquella manada, me echó una mirada matadora. Imaginaros cual sería su mosqueo, que le saludé pero no recibí respuesta. ¿Le molestaría que sus vacas hubiesen posado para mí?. No lo sé, ni se lo pregunté. Quizás debería de haberle preguntado por el nombre de la vaca, para el pie de foto, o al contrario, es posible que el quisiese ser protagonista junto a su vaca. Me quedaré con la intriga.

Vaca. Villabona (Llanera), Asturias. 2010

Solo había estado una vez en Villabona, y no, no fue para ir a la cárcel, fue para ir a comer unos callos hace años al "Restaurante Michen" con unos amigos. De Villabona, subí caminando hacía Villardeveyo, por una cuesta que a esas horas no se la recomiendo a nadie. A la mitad del tramo me pilló un aguacero... Yo, como soy tan listo y tan precavido, me olvidé de llevar paraguas. Al parar de llover, seguí caminando hasta atravesar el pueblo y salir a la carretera general de La Miranda, para bajar dirección Solís, ya en el concejo de Corvera.

Hórreo. La Miranda. 2010

El cielo cada vez estaba más negro y en vista de que no había sitio en el que resguardarse, después de haber entablado una "interesante conversación" con una tal Maruja sobre el tiempo, tema habitual donde los haya, tuve que cortarla y darme un poco de prisa para evitar ahogarme por el camino y no arrepentirme de haber salido esta mañana. Iba a caer una buena.

Creo que es hora de quitarme las botas, a la espera de que sequen para esta tarde. Ahora, me voy a comer un plato de garbanzos con bacalao, a vuestra salud.

- Joder, acaba de salir el sol.-


Hizo mal tiempo, sí, ¡pero la música me alegró la mañana!


"Por Cudillero"

A última hora tuve que cambiar los planes. Esta mañana me fuí a Cudillero, el pueblo pesquero más típico de Asturias. Hacía tiempo que no iba por allí. Llegué pensando que, posiblemente, me encontraría ante los últimos destrozos que hace unos días regaló a la costa asturiana nuestra "amiga" Becky. Con vientos de más de cien kilómetros por hora y olas que, en algunos casos, superaron los once metros. -¡Joder!, más de un surfista se frotaría las manos-. Pero no, estaba equivocado, todo estaba bastante bien, al parecer se dieron prisa en arreglar los desperfectos. Estoy seguro de que tomaron nota del pasado. Pero hoy hacía un sol del "carajo" y me parece que, como siga así, voy a llegar a Febrero con un bronceado similar a ese rojo intenso característico de los ingleses después de veranear en Benidorm.



El viaje me sirvió, más que nada, para conocer la zona. Y no es poca cosa. La iluminación de este lugar, la disposición de sus casas colgadas de la montaña, sus calles en pendiente, interminables, que en conjunto nos recuerdan a lo que podría ser un gran laberinto, son cosas a tener en cuenta que me van a dar mucho juego. Nos podemos encontrar de todo en ellas. Me atrevería a decir que este pueblo se merecería un trabajo a fondo, pero bueno, dejémoslo para un "próximamente".

Alcantarillado. Cudillero. 2010

Que decir de sus gentes, son muy amables. Es más, te ven con la cámara en la mano y son los mejores guías que te puedas encontrar. ¡Y a coste cero!. Hay personas pintorescas e interesantes, la verdad es que los chavales de "Callejeros" se lo iban a pasar en grande, y que conste que lo digo con todo el cariño del mundo. Sus seguidores me entenderán. Perdiéndome entre sus casas, me topé con una piedra del tamaño de un cachopo de esos que se salen del plato. Tenía pinta de no molestar a sus vecinos y de llevar allí bastante tiempo. En ella se leía una pintada que decía: "La mujer no es una valla de publicidad".


Cada día que pasa y cada viaje, me ayuda a avanzar más en el proyecto. Pero a parte de esto, también me ayuda a crecer como persona (o eso creo yo). Puede que os digáis: "Este tío es gilipollas, se le ha ido la olla". Lo cierto es que algunos y algunas no os podéis ni imaginar lo que todo esto ayuda a reflexionar sobre uno mismo, sobre los demás, sobre el mundo en general y a olvidarse, por unos instantes, de algunas cosas. Así que, si tenéis oportunidad, coger la cámara, salir a la calle y poneros a hacer fotos durante unas horas. Si esto no funciona, por lo menos habréis pasado el rato...

"Buenos consejos"

Sigo trabajando en el proyecto, aunque la verdad es que me está costando bastante sacarlo adelante por muchas circunstancias: falta de coche, la climatología y otras cosas que no vienen a cuento... pero bueno, hay que ser positivo y no vale de nada lamentarse, es posible que todo ello le de un valor añadido a lo que estoy haciendo cuando vea todo acabado, si es que llego a tiempo…

Este fin de semana, tuve la oportunidad de acudir a las IV Jornadas Internacionales de Fotoperiodismo que se celebraron en Mieres (Asturias). Dentro del ciclo, el fotógrafo José Manuel Navia impartió un taller: “Las edades del reportaje. Fotografía y documento”. La verdad es que fue una buena experiencia, no solo por su forma de impartir el taller, en el que nos mostró parte de su trabajo y forma de editar las fotografías, sino por el ambiente que se respiró durante esos tres días entre los participantes.


Durante las jornadas pudimos mostrar parte de nuestro trabajo, el nivel de mis compañeros era muy alto. Por mi parte, lleve varias fotografías y dio la casualidad que se fijó en una de las que saque en Niembro (Llanes). Puede parecer una tontería, pero vamos, que gracias a eso y a los consejos de la tutora tengo aun más encaminado los siguientes pasos a dar. Le plantee a Mati el hecho de que, a pesar de que soy una persona abierta, me cuesta mucho trabajo acercarme a la gente y "apretar el botón". Me dijo: "hay que fotografiar lo que uno de verdad sabe hacer", creo que ha sido un buen consejo.



La próxima salida no sé donde la haré, pero me gustaría volver a Llanes el sábado y si es posible, me quedaré por allí hasta el domingo para aprovechar el día, ¡Aunque sea debajo de un puente!. Seguramente cogeré el tren temprano, porque sino voy a echar más tiempo viajando que por la zona. Después de esto creo que me van a conocer en todas las estaciones de Asturias. Esta vez, tendré que tener en cuenta el estado del tiempo…

"Toma de contacto"

En estos momentos me pregunto: ¿Por qué coño no habré sacado el carné de conducir antes?. Por una cosa o por otra, uno lo va dejando. Me he apuntado a unas clases intensivas, con el fin de no tener que tocarle las narices a nadie para que me lleve de equipaje. Y todo hay que decirlo, el coche no solo está bien para una urgencia, ir de ruta, de vacaciones... es un plus para encontrar trabajo en los tiempos "tan buenos" que corren y para otras cosas, como hacer estas salidas tan imprevistas que necesito. Dadas las circunstancias, se agradece que se alguien se ofrezca desinteresadamente para llevarte a donde necesites cuando sea preciso, sino esta “aventura” sería imposible de realizar. En esta ocasión, mi chófer es Victor, aficionado a la fotografía, y seguramente que viaje de nuevo con él en alguna que otra ocasión a lo largo de este proyecto. Espero que me aguante.

Después de comer, mapa y cámara en mano, tiramos rumbo a la zona oriental de Asturias, más en concreto hacia los alrededores de Llanes, donde por cierto, la noche anterior había tocado Ojos de Brujo. Tremendos, sí, ¡pero me los perdí!. Siempre que paso por esa zona, me quedo asombrado por el paisaje. Nos fuimos a eso de las tres de la tarde, teniendo en cuenta que ahora oscurece muy pronto y con la intención de ir parando a lo largo del recorrido, siempre que la luz fuera nuestra aliada. ¡Había que aprovechar el viaje!...



Pero hoy, por suerte o por desgracia, el día no acompañó para realizar las fotografías que quería hacer. El temporal me recordó al que hubo antes de este verano, como para no... ¡me pillo en prácticas!. Paramos en Niembro, un pueblo perteneciente al municipio de Llanes, bajo un aguacero que nos dió una pequeña tregua durante unos minutos. Acabamos tomando un café en la playa de Barro, ya sabeis, para secar un poco.

Niembro. Llanes, Asturias. 2010

A continuación, después de meternos por el sitio equivocado, nos fuímos a Llanes, a pesar de que la cosa pintaba mal. Mirabas al cielo y lo que te apetecía era estar al lado de una chimenea, más que pillar una pulmonia por lo que se veía venir. Ya habría tiempo de volver. La cosa fue empeorando cada vez más, así que no nos quedó más remedio que volver a casa. Habrá que rezar un poco para la próxima vez, aunque no soy muy dado a hacerlo.

Hoy es uno de esos días en los que regresas a casa resignado, en parte, pero por lo menos ya tengo alguna que otra fotografía para ir dando forma a este proyecto.

"Mis primeros pasos"

Ayer se me encendió la puñetera "lucecita". ¡Ya era hora!. Después de unos meses en "off", hasta hace poco no sabía por donde empezar, ni como centrar el proyecto, ya que es la primera vez que me encuentro ante un trabajo de estas dimensiones, pese a que ya había trabajado con una estructura similar, salvando las distancias, en La Rula de Avilés.

Desconocía la manera en la que organizar todo el trabajo que
tengo que hacer y el caso es que llevo dándole vueltas al tema desde hace dos semanas. Tenía claro desde un principio que el tema iba a ser Asturias, que quería definir en imágenes lo que esta tierra es para mí y cual era el tipo de imagen que buscaba. Si, hasta ahí todo perfecto, pero dar el primer paso me ha costado "un huevo", con perdón. A día de hoy, ya sé por donde empezar, y menos mal, porque si me llego a relajar más llego a febrero con las manos vacías.

Sería muy fácil decir: "voy a hacer fotos en la capital, de Somiedo, fotos del horreo de fulano de tal, de una botella de sidra, de las vacas de Manolo, de esas casadiellas tan cojonudas que hace la vecina...etc, etc, etc". Pero las cosas no son así. Hay que ir por partes. Cogí una hoja en blanco y he ido escribiendo todas aquellas palabras que, de una forma u otra, definían en conjunto lo que para mi es Asturias. No me ha llevado más de dos minutos, pero por algo se empieza y me ha servido de mucho. Así que puede decirse que este ha sido "un pequeño paso para el proyecto, pero un gran paso para el que os escribe". A continuación, os enumero esas palabras: verde, lluvia, frío, luz, vacas, sidra, manzana, montaña, agua, playa, madreñas, castaña, frisuelo, Oviedo, Covadonga, Avilés, Gijón, horreo, monumental, hoguera, ovejas, niebla, folk, hierba, minería, pesca, siderurgia, mitología. Seguramente se me queden muchas en el tintero, así que si os apetece colaborar y teneis un poco de tiempo, podeis hacérmelas llegar por el medio que querais.

**Vuestros aportes: gaita, amigos, caleya, asturcón, llingua, paraiso, trisquel, gallinas [...]

La lectura de estas palabras resulta un poco caótica, es ci
erto, pero después de hablar con Mati, mi tutora, me han quedado las cosas más claras. Para ordenar estas palabras, creare varios grupos. De esta forma, iré delimitando poco a poco que es lo que voy a fotografiar, evitando así estar tirando fotos sin un orden establecido. Estas categorías en un principio serían: naturaleza, cultura, gastronomía, lugares, economía y sociedad. A su vez, dentro de cada grupo podrán crearse subgrupos. ¿Cual es la finalidad de todo esto?. Pues hacer una especie de árbol genealógico de Asturias y centrarme en todo aquello que me interese. Un ejemplo de lo que podría ser una de esas categorías podría ser:

Por ahora, nada más, solo queda desempolvar la cámara y seguir trabajando...

Presentación

Teniendo en cuenta que el objetivo primordial del Proyecto Final es la integración de los conocimientos adquiridos a lo largo de la formación, en "Asturias: desde mis ojos" (Asturies: dende los mios güeyos) pretendo hacerlo capturando la “esencia” de Asturias. Siempre tras una visión personal, aprovechando la luz, el color y las formas que nos brinda esta tierra, huyendo en todo momento de las típicas postales que retratan los lugares más emblemáticos y que ya todos conocemos.

Definiré lo que esta tierra es para mí a modo de fotografías, donde lo importante me lo darán los lugares, sus gentes, lo cotidiano. Estaré atento a lo que me puedan ofrecer en un momento determinado y es de ahí de donde nacerán las imágenes. Fotografiaré a lo largo de todo el territorio del Principado de Asturias, ya sea Oriente, Centro u Occidente, bajo un uso constante del color y la luz disponible, suprimiendo el uso del flash. Así mismo, optaré por una imagen que no sea preparada, respetando en todo momento la realidad, documentando aquello que resulte atractivo a mis ojos. Tendré muy en cuenta la hora del día para la realización de las fotografías en exteriores, donde actuaré ya sea al atardecer, al amanecer o en la noche, independientemente de las condiciones metereológicas que se presenten en ese preciso instante.

Como anotación, decir que para llevar a cabo este proyecto, me servirá de inspiración la línea del trabajo realizado por el fotógrafo José Manuel Navia, tomando como ejemplo sus fotografías de “Cuenca en la mirada” o las realizadas en Marruecos y México, entre otras.