"Toma de contacto"

En estos momentos me pregunto: ¿Por qué coño no habré sacado el carné de conducir antes?. Por una cosa o por otra, uno lo va dejando. Me he apuntado a unas clases intensivas, con el fin de no tener que tocarle las narices a nadie para que me lleve de equipaje. Y todo hay que decirlo, el coche no solo está bien para una urgencia, ir de ruta, de vacaciones... es un plus para encontrar trabajo en los tiempos "tan buenos" que corren y para otras cosas, como hacer estas salidas tan imprevistas que necesito. Dadas las circunstancias, se agradece que se alguien se ofrezca desinteresadamente para llevarte a donde necesites cuando sea preciso, sino esta “aventura” sería imposible de realizar. En esta ocasión, mi chófer es Victor, aficionado a la fotografía, y seguramente que viaje de nuevo con él en alguna que otra ocasión a lo largo de este proyecto. Espero que me aguante.

Después de comer, mapa y cámara en mano, tiramos rumbo a la zona oriental de Asturias, más en concreto hacia los alrededores de Llanes, donde por cierto, la noche anterior había tocado Ojos de Brujo. Tremendos, sí, ¡pero me los perdí!. Siempre que paso por esa zona, me quedo asombrado por el paisaje. Nos fuimos a eso de las tres de la tarde, teniendo en cuenta que ahora oscurece muy pronto y con la intención de ir parando a lo largo del recorrido, siempre que la luz fuera nuestra aliada. ¡Había que aprovechar el viaje!...



Pero hoy, por suerte o por desgracia, el día no acompañó para realizar las fotografías que quería hacer. El temporal me recordó al que hubo antes de este verano, como para no... ¡me pillo en prácticas!. Paramos en Niembro, un pueblo perteneciente al municipio de Llanes, bajo un aguacero que nos dió una pequeña tregua durante unos minutos. Acabamos tomando un café en la playa de Barro, ya sabeis, para secar un poco.

Niembro. Llanes, Asturias. 2010

A continuación, después de meternos por el sitio equivocado, nos fuímos a Llanes, a pesar de que la cosa pintaba mal. Mirabas al cielo y lo que te apetecía era estar al lado de una chimenea, más que pillar una pulmonia por lo que se veía venir. Ya habría tiempo de volver. La cosa fue empeorando cada vez más, así que no nos quedó más remedio que volver a casa. Habrá que rezar un poco para la próxima vez, aunque no soy muy dado a hacerlo.

Hoy es uno de esos días en los que regresas a casa resignado, en parte, pero por lo menos ya tengo alguna que otra fotografía para ir dando forma a este proyecto.

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