"Lindando con León"

Hay que seguir gastando los últimos cartuchos antes de ponerse a fondo con la memoria y el arte final. Así que ayer hice otra salida. En esta ocasión, de nuevo Victor al volante, salimos de Avilés a eso de las diez y media de la mañana. Llegamos a Pravia y parte del recorrido (hasta el desvío a Salas), ya me sonaba de la salida que había realizado con Lara por aquel concejo. Cogímos la AS-15, pasando por Laneo, Pumarada, San Bartolomé, Lorero, Barzana, Tebongo... y después de hora y media en coche, llegamos a Cangas del Narcea.



No recuerdo la última vez que había estado por allí. Cangas del Narcea es el concejo de mayor superficie de Asturias y se encuentra entre los mayores de España.
En la Calle Mayor pudimos observar que había bastante ajetreo de gente. Nos dimos una vuelta por el centro para acabar visitando los barrios de la periferia. Muchos de vosotros conoceréis a esta villa por "La Descarga" que se celebra cada 16 de Julio en honor a la Virgen del Carmen y además, por ser una de las pocas productoras de vino en el Principado. Otra de las buenas herencias que nos dejaron los romanos.

A continuación, seguimos por la AS-15 atravesando pueblos como Llano, La Regla, Sierra de Castañedo, La Pescal, Posada de Rengos... En un principio teníamos pensado acercarnos a Somiedo, pero haciendo cálculos no nos iba a dar tiempo a aprovechar el día, así que acabamos en Muniellos. Subimos hasta el centro de interpretación. Cerca de las dos de la tarde y cerrado, así que dimos una vuelta a través de la senda que bordea la zona para ver desde lo alto el paisaje.
No saqué ninguna foto, porque a esas horas la luz que había tampoco acompañaba. Ya volveré con tiempo, pero para hacer alguna ruta que es lo que de verdad me interesa.

Tras esa "visita de médico" al mirador, bajamos hasta Moal ("Puerta de Munuellos"). No había "un alma" en la calle, excepto dos perros, el frutero con su furgoneta y una de sus clientas. El pueblo no es muy grande, pero a pesar de ello podemos encontrar varias casas rurales, como las que abunda por la zona. En la planta baja de uno de los caseríos de la calle principal, varias gallinas se cobijaban del frío dentro de su gallinero. Una pena no encontrarme alguna danzando a sus anchas por fuera, pensé en abrirles la puerta pero decidí no hacerlo, no fuese a venir el dueño con la pala de dientes en la mano...

Gallinero.Moal (Cangas del Narcea). 2011

El cielo se estaba nublando. Como todavía era pronto, decidimos acercarnos hasta Degaña, rozando ya León. Llegamos a las cuatro con un hambre de caballo. Comimos en uno de los pocos sitios que había abiertos a esas horas (como de costumbre). Más en concreto en "La Posada del Gobernador". -¿Tiene algún pincho?. La pregunta del millón. Nos comimos un buen bocadillo de chorizo. Una de las horas que más me gusta de mis salidas es la hora de la comida, porque lo creáis o no, uno desgasta lo suyo con tanto ir y venir. Hay que reponer fuerzas. El sitio la verdad es que estaba bastante bien, muy cuidado y acogedor. Daban ganas de tomarse hasta un chupito para entrar en calor. Por lo que pude comprobar, además debe de ser una especie de discoteca los fines de semana. -¡Tenían tras la barra hasta una mesa de mezclas!-.

A la salida, cuando íbamos a dar la vuelta de rigor por el pueblo, un hombre al verme con las cámaras me preguntó: -¿Es para un reportaje?. Le comente en lo que estaba trabajando y, sin mediar palabra, nos invito a ver algo. Carlos Menéndez, que así se llama, nos llevó a "Casa Miguel". Subimos por unas escaleras, atravesamos un pequeño pasillo, abre una puerta y ¡premio!. Un llar, de los pocos que abundan por la zona. No esperaba para nada todo aquello y solo por esto el día mereció la pena. Llegó su hermana, Adela, y nos explicaron algunas cosas sobre el uso de aquel lugar. Tenían bastantes chorizos colgados de una pared a otra, pues recientemente habían hecho matanza según me dieron a entender. En algún momento se me paso por la cabeza darle un "ñasco" a una de las riestras, pero fui bueno y me contuve. Buena pinta tenían.
Una pena que no tuviese tiempo para quedarme más tiempo y disfrutar de todo aquello (chorizos incluidos). Antes de irme, le dije que me interesaría hacer un reportaje en la próxima matanza, así que si es posible por allí estaré en el mes de diciembre. Da gusto encontrarse con gente tan amable como esta. Desde que aquí, muchas gracias a Carlos y Adela.

En Casa Miguel "El Llar" con Carlos Menéndez Vilaboa. Degaña. 2011

Ya estaba anocheciendo y como nos pillaba de camino, hicímos una última parada, en Belmonte. Empezó a llover de manera descomunal, pero ya que habíamos llegado hasta allí, que menos que ser "valientes" e inspeccionar todo aquello. Recorrimos sus calles para acabar atravesando el puente que cruza el rio Pigüeña que divide el pueblo en dos. Me dio por subir una cuesta para llegar hasta las casas más altas. A mitad de camino, me di cuenta de que aquello resbalaba, pero yo que soy tan "listo" seguí subiendo. Hasta ahí todo perfecto. Al bajar, acabé en el suelo. Buena fue la leche que me pegue. Podía haber sido todo mucho peor, pero bueno, es la primera caída en estos meses, raro es que no me la haya pegado antes con lo patoso que soy.

"Primeras pruebas en papel... -¡Y no en OCB!-"

-¡Joder que ganas de que llegase este momento!-. Desde que empecé con el proyecto, ya tenía en mente que la serie estaría formada por unas treinta fotografías y estoy a punto de "terminarla". -Si. ¡Por fin!. O eso creo...-. Pese a ello, aun me quedan dos fotografías que considero importantes. Desde hace varios días, a medida que voy avanzando, se me viene a la cabeza lo que Navia nos comentó en el taller de hace unos meses:

-Por mucho que penséis que vuestro trabajo esta acabado, con el paso del tiempo seguiréis viéndolo "incompleto". Esa imagen que considerabais trivial, puede ser más tarde pieza clave en vuestro trabajo-.

Llegado a estas alturas, tenía previsto empezar a hacer pruebas de impresión, pero no sin antes realizar las copias en pequeño para poder palparlas y pensar el orden en el que las presentare. Está muy bonito hacer las fotografías, pero también es importante la manera en las que serán mostradas en un futuro. Por ello, aunque el ordenador ayuda bastante, su orden se ve mucho mejor con ellas en la mano.

Primeras pruebas en papel

Las lleve a la tienda montadas para realizar las copias. En cada una de ellas, de 10x15, metí dos fotografías. Un tamaño ideal para manejarlas y "jugar" con ellas. Una vez en el laboratorio, le dije a la chica que si me harían el favor de guillotinarlas . -Sin problema- según ella. Vuelvo por ellas, todo fenomenal... a simple vista. No sé quien sería, pero al que cogió la guillotina debía temblarle la mano. A todas las imágenes les faltaba un trozo, pero menos mal que no me lo hicieron con las copias finales porque sino... -¡Me los como!-.

Primeras pruebas en papel

"De Carreño a Villaviciosa: por la costa"

Las 12 de la mañana. Delante del ordenador viendo las fotos que tengo hechas hasta el momento. La fecha de entrega se aproxima y estoy que me llevan los demonios. ¿Llegaré a tiempo?. Entra Loles en casa y me ve: -¡Que pasa!, ¿como llevas eso?-. Raro es el día que no me hacen esa pregunta, ya sea por parte de ella, amigos, vecinos y algún que otro "extraño". Mi contestación: -¡Me siguen faltando fotos! y solo me queda un mes-. No sirve de nada lamentarse y con todo lo que me ha costado llegar hasta aquí, no puedo tirar la toalla. ¿Qué quién es Loles?. Loles es esa mujer que lleva peleando conmigo desde hace 27 veranos, y no, no es mi "querida" , ¡es mi madre!. Así que hoy que la he pillado por banda, me la llevo a "caleyar" un poco. De primeras, hacia Carreño.



Salimos de Nubledo y llegamos a Cancienes, para coger un desvio por el Monte Grande y llegar a Tabaza. Rodeamos la rotonda y nos desviamos hacia Candás. La carretera hasta nuestro primer destino está en muy buen estado, así que lo agradezco después de tanta curva y tanto bache acumulado. Llegamos a Candás, capital del concejo de Carreño, donde la pesca y la industria conservera fueron, en sus tiempos, los sectores económicos más importantes del pueblo, pero entraron en crisis tras la expansión de la siderurgia en la comarca de Avilés. Actualmente, el turismo y la hosteleria, sobre todo en verano. son partes importantes de esta localidad. Uno de los elementos más significativos del pueblo es su puerto, en el pasado uno de los más importantes del Mar Cantábrico. Atravesamos toda la villa hasta detenernos en el paseo maritimo, dejando atras la playa. Yo, acérrimo a las pintadas últimamente, no perdi la oportunidad de acercarme a una de ellas y "apretar el botón".

Pintada. Candas (Carreño). 2011

Llegamos al Perán y seguimos por Las Arenas, Dormón, La Calera... hasta llegar a Muniello y de ahí coger la antigua carretera AS-19. El caso es que no sé como lo hicimos, pero acabamos en Villaviciosa, la comarca de la sidra. Atravesamos pueblos como La Marina, Camino Real, Mienagos, Oles, Santa Marina... cada vez nos acercábamos más a la costa, acabando finalmente en Tazones, villa marinera declarada conjunto histórico. Se configura como un pequeño puerto pesquero, residiendo su mayor interés en sus casas. Pongamos de ejemplo la casa con la fachada totalmente cubierta de conchas. -¡Que paciencia hay que tener para ir colocando una a una!. Por otro lado, no me paré a contar las sidrerias que hay, pero juraria que más que casas. Un buen destino para el invierno, pero mucho mejor para el verano. Apuntado queda.

De nuevo en la carretera y ahora si, por unas curvas de infarto, llegamos a Peón. Hacemos una parada en Casa Pepito a tomar algo, restaurante tipico asturiano muy popular de la zona. De ahí, salimos en busca de la Playa de Rodiles. No está muy bien señalizada que digamos y acabamos en El Puntal, a 7 kilometros antes de entrar en Villaviciosa. Situado en la desembocadura de la ría, frente a las playas de Rodiles y Misiego. Allí, podemos encontrar su playa, declarada espacio natural. Preguntamos a un hombre por donde se llegaba a Rodiles. El caso es que estaba "a dos pasos" de donde nos encontrabamos nosotros, pero para llegar en coche hay que meterse en la propia Villaviciosa y coger un desvio. Después de unos 12 kilometros, llegamos a Rodiles. Una playa asedidada por un frondoso pinar que la separa de la población. Apenas cinco personas paseando por la playa. Poco a poco iba anocheciendo y el ambiente se tornaba en una tonalidad azul muy interesante. Mi madre: -¡Sergio, que aquí ya no se ve nada!, ¿Qué coño faes?-. Me limité a decirle que se diese una vuelta por la playa, para qué iba a explicarle lo que buscaba... Ahora si que ya no se veía un pimiento y mi madre estaba aguantando como una jabata. Creo que era hora de volver para casa, bastante había aguantado "la probe muyer" - Si ye que madre no hay más que una...

Playa de Rodiles (Villaviciosa). 2011


"Rozando tierras Gallegas"

Poco a poco se va acercando la fecha de entrega del Proyecto, ¡queda apenas un mes!. -¡Y yo con estos pelos!- como se suele decir. El último viaje en coche fue con Lara, en el que pude visitar el concejo de Salas. Esta vez decidí adentrarme aun más en el occidente asturiano. Tomo como compañero a Victor, quien inició conmigo este proyecto en mi primera salida. Nuestro destino de hoy: El Occidente de Asturias. No sin antes tomar el café de rigor y ojear el mapa.



Salimos de Villalegre, para coger un desvio a la Autovía del Cantábrico, dejando a nuestro paso lugares como Cudillero (lugar donde ya había estado), Cadavedo, Barcia, Luarca y otros destinos que quedan apuntados en mi agenda, pero que tendré que dejarlos para otra ocasión. Bordeando la costa, cogímos un desvio a Santa Marina, donde hicimos una breve parada en la Iglesia de Santa Marina, considerada la catedral del barroco asturiano. A continuación, nos acercamos a Puerto de Vega,
pueblo situado en el concejo de Navia. En sus tiempos, fue un pueblo comercial y ballenero, pero actualmente está dedicado a la pesca. Al pasear por sus calles, me llamó mucho la atención su limpieza, con esas casas marineras, solariegas y las de los "americanos". No pude resistir merodear por los alrededores de alguna de sus casas abandonadas. Ahora entiendo que fuese "Pueblo Ejemplar de Asturias" (1995) y "Pueblo mas guapo de Asturias" (1998).

Ventana de casa marinera. Puerto de Veiga (Navia). 2011

Siguiendo ruta, conocí pueblos como Soirana, Teifaros, Andes, El Espín... y durante el recorrido nos acompañó "ese olor inconfundible a silo". - No, no era yo... y Victor creo que tampoco-. Llegamos a Coaña, con la intención de visitar su Castro. A esas horas únicamente estaban las chicas del Aula didáctica, donde nos cobraron los tres euros de rigor para acceder a las excavaciones. Se trata de un castro del siglo I, el primero en ser estudiado y a día de hoy considerado Monumento Histórico Artístico. Estuvimos cerca de una hora y si no llega a ser porque a las tres cerraban el chiringuito, me hubiese quedado un poco más. A la salida, una de las chicas nos advirtió: -Si habeis hecho fotos, no podeis utilizarlas con fines comerciales-. Le respondimos educadamente: -No, son para "disfrute personal"-. Y se quedó conforme.

Castro de Coaña. Cuaña (Navia).2011

En un principio barajamos la idea de acercarnos a Grandas de Salime, así que cogímos esa dirección, aumentando a nuestro paso la colección de destinos a visitar en un futuro, Pumarín, Trelles, Siqueiro o Pendia, donde se encuentra el castro que lleva su mismo nombre. El estado de la carretera era bastante bueno, a pesar de lo que nos había dicho la chica de información del Castro de Coaña. - Esta moza debía ser de ciudad-. En lo que llevo recorrido estos últimos meses, he visto carreteras mucho peores. De camino, Victor me comentó que si me había dado cuenta de que donde hay palmeras, hay casas de Indianos. Y es cierto, en muchas ocasiones pude confirmarlo. -Estos "americanos"... ¡donde este un buen castaño!-.

Era hora de comer y sin tenerlo previsto, hicimos escala en Boal. Entramos en el primer bar que encontramos abierto. Dentro, el camarero y su empleada. Ella, de brazos cruzados, viendo la tele. Habíamos llegado nosotros para arruinar ese momento de relax pidiéndole, gustosamente, que nos hiciera un bocadillo de calamares. Tenía buena pinta. El pan de leña, estaba muy bueno, si, aunque la verdad es que al abrir el bocadillo y localizar los calamares, era como buscar una aguja en un pajar. Tras comer, sali a la calle a echar "el pitu" de rigor, porque ahora como bien sabeis con la ley antitabaco a los fumadores nos quieren matar de una pulmonia. Comienzo el ritual, saco mi paquete de "Pueblo", librillo, el mechero y localizo una boquilla. Mientras, me fijo en una señora que durante diez minutos se dedicó a echar calderados de agua delante del patio de su casa. Acabo el cigarro y la señora se va, no sin antes quitarse "les madreñes" y dejarlas allí.-¡Ala, pa que sequen!-. Nosotros, también teníamos que irnos...
Madreñes. Boal (Navia). 2011

Todavía era pronto para volver a casa, así que aprovechamos para seguir visitando la zona. Cada vez más cerca de nuestra vecina Galicia, descubriendo pueblos como El Gumio, Rozadas, Vega de Oira, Santa Colomba, Vega de los Molinos, Rondeira, Samagan, Pianton... por una carretera que me recordó mi paso por La Trapa, con la entrañable Marisa y su familia. Al llegar a Vegadeo, nos desviamos hacia Castropol.

Hacía años que no iba por allí, que yo recuerde había estado en una excursión con el colegio. - Anda que no llovió-. Llegamos cuando el sol estaba a punto de esconderse. Al igual que Puerto de Veiga, es un pueblo muy limpio. Cuida mucho el estado de sus casas, y seguramente los vecinos tengan mucho que ver en ello. A esas horas, apenas había gente por sus calles y poco a poco pude presenciar como se iban encendiendo las farolas de luz de tungsteno
. En ese instante pensé: -¡Me ha tocado la loteria!.- Era un momento ideal para recrearme y hacer lo que me gusta, fotografías... Bajamos al puerto y tomamos un café en la terraza de La Santina. Delante nuestro el río Eo y a la otra orilla una vista panorámica de Ribadeo, ya Galicia.

Orilla del Río Eo. Castropol. 2011

Avilés: Mi Villa

Me siento muy ligado a Avilés, no solo porque es donde nací, sino por montón de circunstancias personales.




Desde que era niño, visitaba a mis abuelos en el barrio de La Texera, en Versalles.
Raro era el fin de semana que no me pasaba por allí para atiborrarme a croquetas y de todos aquellos "manjares" que tenía censurados en casa. Se trata de un poblado obrero, de edificios de piedra y ladrillo visto, como muchos de los que hay en otras zonas industriales de Asturias. Cuando llega la noche, se ilumina con una luz anaranjada que consigue crear una atmósfera más que interesante para todo amante de la fotografía.

Con el paso del tiempo, el piso se quedó vacío y, cosas del destino, seguí bajando. Me pase largas temporadas habitando ese tercero, "peleando" con los vecinos del segundo, duchandome rápidamente porque el agua caliente duraba apenas cinco minutos, poniendo cinta de carrocero alrededor de las ventanas a modo de aislante del frío, pisando la dichosa baldosa que siempre se movía, sin ascensor, pero bueno... uno se acaba acostumbrando. Fue durante tres años, entre otras cosas, el lugar en el que me pase horas y horas trabajando noche y día para sacar adelante los estudios, y creo que lo conseguí. Por todo esto y por mucho más, le guardo especial cariño a Versalles.

No son pocas las caminatas que me pegaba desde Versalles hasta "el centro", previa parada en el quiosco para comprar unas pipas y disfrutar durante el trayecto, pasando por el Arbolón y llegando a Rivero. Esta calle, en sus tiempos, era el centro neurálgico de la zona de copas. Y digo en sus tiempos porque esto va por rachas. Ahora por ejemplo, Sabugo o Galiana son las más concurridas. Raro es el día que pase por Rivero y no me encuentre en la puerta que da al Parque Ferrera a ese hombre de barba poblada y gafas que muchos conoceréis, con su gabardina, siempre fumando, a la espera de que le den alguna limosna o un cigarrillo. Es más, aunque no le des nada, no te pone mala cara, ¡te bendice!. Esta calle sin él no se que sería...

Entrada a la Calle Rivero. Avilés. 2011

La Villa fue participe de mis primeras salidas, juergas y de eso que se llama "amor". -¡Qué dira de mi la Villa!-. Fué en Avilés, más en concreto en el Instituto Menendez Pidal, donde empecé a tomar contacto con el mundo de la fotografía. Creo que gracias a ello acabe de una forma u otra en la Escuela de Arte de Oviedo, buena elección. Sus gentes, sus calles, sus visitantes, hacen a esta villa envidiable. Es difícil encontrar a alguien que la haya visitado y no se quede con las ganas de volver.

Por otra parte, sus
calles empedradas y de estilo medieval, le dan un toque rustico a esa ciudad por la que transitan día a día centenares de personas. En Avilés, siempre vas a tener algo que hacer. ¿Porqué no pasarse por La Ferreria a tomarse un café en "El Cafetón", unas sidras en Sabugo, unos vinos en Galiana, un paseo por el Parque Ferrera o una reunión de amigos en "La Cantina"?.

La Ferreria. Avilés. 2011

Hablamos de Avilés como un núcleo donde la siderurgia y la pesca eran los principales ingresos de su economía. Recientemente se ha inaugurado el Centro Niemeyer, construido sobre antiguas plataformas de lo que fue industria y a la vera de la ría. Posiblemente, y espero, sea un revulsivo para la ciudad, tanto en los aspectos económicos, sociales y culturales. Con ello, Avilés se abre al mundo. Confío que no quede en un simple capricho político... Animaría desde aquí a que este centro no solo acoja acontecimientos de gente con renombre, sino que sirviese de apoyo para las nuevas figuras. Porque siempre miramos lo que hay fuera, pero no lo que hay dentro de nuestras fronteras.

Pasado y presente. Centro Niemeyer. Avilés 2011

Esta es, y seguirá siendo, Mi Villa.