"Por Cudillero"

A última hora tuve que cambiar los planes. Esta mañana me fuí a Cudillero, el pueblo pesquero más típico de Asturias. Hacía tiempo que no iba por allí. Llegué pensando que, posiblemente, me encontraría ante los últimos destrozos que hace unos días regaló a la costa asturiana nuestra "amiga" Becky. Con vientos de más de cien kilómetros por hora y olas que, en algunos casos, superaron los once metros. -¡Joder!, más de un surfista se frotaría las manos-. Pero no, estaba equivocado, todo estaba bastante bien, al parecer se dieron prisa en arreglar los desperfectos. Estoy seguro de que tomaron nota del pasado. Pero hoy hacía un sol del "carajo" y me parece que, como siga así, voy a llegar a Febrero con un bronceado similar a ese rojo intenso característico de los ingleses después de veranear en Benidorm.



El viaje me sirvió, más que nada, para conocer la zona. Y no es poca cosa. La iluminación de este lugar, la disposición de sus casas colgadas de la montaña, sus calles en pendiente, interminables, que en conjunto nos recuerdan a lo que podría ser un gran laberinto, son cosas a tener en cuenta que me van a dar mucho juego. Nos podemos encontrar de todo en ellas. Me atrevería a decir que este pueblo se merecería un trabajo a fondo, pero bueno, dejémoslo para un "próximamente".

Alcantarillado. Cudillero. 2010

Que decir de sus gentes, son muy amables. Es más, te ven con la cámara en la mano y son los mejores guías que te puedas encontrar. ¡Y a coste cero!. Hay personas pintorescas e interesantes, la verdad es que los chavales de "Callejeros" se lo iban a pasar en grande, y que conste que lo digo con todo el cariño del mundo. Sus seguidores me entenderán. Perdiéndome entre sus casas, me topé con una piedra del tamaño de un cachopo de esos que se salen del plato. Tenía pinta de no molestar a sus vecinos y de llevar allí bastante tiempo. En ella se leía una pintada que decía: "La mujer no es una valla de publicidad".


Cada día que pasa y cada viaje, me ayuda a avanzar más en el proyecto. Pero a parte de esto, también me ayuda a crecer como persona (o eso creo yo). Puede que os digáis: "Este tío es gilipollas, se le ha ido la olla". Lo cierto es que algunos y algunas no os podéis ni imaginar lo que todo esto ayuda a reflexionar sobre uno mismo, sobre los demás, sobre el mundo en general y a olvidarse, por unos instantes, de algunas cosas. Así que, si tenéis oportunidad, coger la cámara, salir a la calle y poneros a hacer fotos durante unas horas. Si esto no funciona, por lo menos habréis pasado el rato...

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